miércoles, 11 de febrero de 2009

izquierda socialista

El acta fundacional debe establecerse en el XXVIII Congreso del PSOE (mayo de 1979), donde se produjo la mayor crisis vivida en el seno del partido. Son tres los puntos más relevantes en aquella polémica:

a) Definición ideológica del partido.
b) Estrategia política a desarrollar.
c) El modelo de partido a construir.

Se conformaron dos posiciones. Para la posición, que acabará siendo mayoritaria, liderada por el secretario general, Felipe González, era imprescindible articular un proyecto socialista autónomo que no tuviera vinculaciones orgánicas con otras fuerzas de la izquierda. Autonomía y flexibilidad debían ir unidas a un partido muy disciplinado y muy compacto, en torno a su líder. La moderación ideológica se consideraba un requisito imprescindible para tener posibilidades de acceder al poder político. La lectura de Felipe González de la derrota en las elecciones de marzo del 1979 era que un exceso de radicalismo les alejaba inexorablemente del triunfo electoral.

La segunda posición, liderada por Luis Gómez Llorente, reivindicaba el modelo de partido y la estrategia política aprobado en el congreso anterior celebrado en diciembre de 1976. En aquel congreso se defendía un modelo inédito de socialismo, un socialismo autogestionario, que propiciase un bloque social de progreso con otras fuerzas de izquierda y que definiera una política exterior neutralista para España. Un proyecto que implicaba una labor pedagógica del partido y conectaba el legado marxista con una corriente libertaria que venía de la crisis del 68.

Este sector, que la prensa bautizó como corriente crítica o radical, alertaba de los peligros de la institucionalización, del electoralismo y del personalismo. A su juicio, se estaba abdicando de las señas de identidad propias para acercarse a las preferencias de los segmentos electorales que permiten acceder a la mayoría; se centraba la acción política en el campo institucional abandonando la movilización social; y se concentraba todas las acciones del partido en la exaltación de un único líder que asumiera la imagen y la referencia de la organización.

Representantes importantes de la primera Izquierda Socialista se centraron esencialmente en los aspectos orgánicos para evitar el deslizamiento a una organización compacta al servicio del líder. Pablo Castellano intervino en los congresos del partido en torno a estos temas, considerando además que la valoración crítica del proceso de transición era el tema esencial a discutir.

La crisis se saldará en el Congreso extraordinario de septiembre de 1979, tras una transformación de los estatutos que primaba decisivamente a las opciones mayoritarias y cercenaban a las minorías, lo que consolidó las tesis del secretario general. Sin embargo, se consolidaría Izquierda Socialista (IS) como corriente democrática.

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